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14 diciembre, 2022
Considero que tiene que ver con conocer las novedades de gestión ambiental y economía circular. Comencé a participar en el comité estratégico ambiental desde que me incorporé al Observatorio Nacional de Degradación de Tierras y Desertificación y observé la importancia de ser parte de los procesos de cambios de conducta para proteger el suelo, la biodiversidad y, entre ellos, los bosques, en nuestra provincia de La Rioja. En la región donde trabajamos, la costa riojana, la tala de los bosques para hacer carbón y obtener leña para calefacción es habitual, especialmente cuando hay aumento del precio del gas. Ante la propuesta de trabajar en grupos con profesionales, consideré que nuestros propósitos eran más fáciles de lograr que si lo hacíamos desde nuestro lugar puntual, ya que cuesta mucho esfuerzo y los resultados a veces no son los esperados.
Participé como experta en el grupo de trabajo internacional sobre desertificación (WG9) y, en septiembre 2018, me invitaron a participar del desarrollo de la ISO 14055-1 (Gestión ambiental — Directrices para establecer buenas prácticas para combatir la degradación del suelo y la desertificación) en Suiza, donde se presentó nuestro proyecto en La Rioja. Luego de 3 o 4 años de trabajo en procesos de perfeccionamiento y protocolos, mediante reuniones virtuales y presenciales, se logró un documento final: el reporte técnico que se publicó en marzo de 2022. Nuestro trabajo es uno de los ejemplos de lucha contra la desertificación incluidos en esta publicación que reúne casos de estudio regionales.
Se seleccionó nuestro trabajo dado que nuestra participación en el comité estratégico ambiental nos ayudó a ver y transformar desde la investigación básica hacia una aplicación directa para la población.
Con el objetivo de evitar la tala de los algarrobos y la consecuente desertificación, este proyecto propone fomentar el uso de sus frutos para consumo humano (harina de algarroba y todos sus derivados) y consumo ganadero (productos balanceados con el residuo de la elaboración de la harina) que nos dan mayor beneficio que la madera o leña.
De esta manera, se hace evidente la necesidad de cambio en las formas de interactuar con los recursos naturales. Los destinatarios descubren las ventajas de la economía circular y de la soberanía alimentaria. Además, revalorizan la biodiversidad local como fuente de alimento y se aumenta la rentabilidad al darle valor agregado a los nuevos productos. Todo esto lleva a proteger el suelo, a no utilizarlo como un soporte, sino como una estructura con mucha vida que permite obtener varios beneficios ecosistémicos y socioculturales, cuidando la biodiversidad, el ambiente y nuestros algarrobos.
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